Dijo que el voto
electrónico da el control de la emisión del sufragio
a la
computadora y lo quita al votante
El especialista en temas informáticos el riocuartense Javier
Smaldone participó este miércoles en el
campus del Foro Abierto: “Voto electrónico, un desafío para la
democracia”, que se llevó adelante organizado por la Secretaría de Extensión y Asistencia Técnica de la Facultad de
Ciencias Económicas, a través del Programa
de Promoción y Uso del Software Libre.
También tomaron parte del Foro
otros reconocidos especialistas en el tema, entre ellos, el riocuartense Javier Smaldone, como Daniel Penazzi, matemático y docente
de la Universidad Nacional de Córdoba; Javier Pallero, analista en
políticas Tics, Rodrigo Iglesias, abogado
y docente de la UBA; Nazareno Aguirre, director
del Departamento de Computación, de la Facultad de Ciencias Exactas-UNRC; Marcelo Arroyo, docente del
Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas-UNRC y Enrique Chaparro, matemático y
especialista en Seguridad Informática.
Javier
Smaldone explicó que “los sistemas de votos electrónicos tienen ya a la fecha desarrollos
de más de 40 año en distintos lugares del mundo con resultados variables. Las
formas de voto electrónico son de una gran variedad, más considerando los
cambios tecnológicos de los últimos años. Podemos resumir una definición de
voto electrónico diciendo que es aquel sistema en el cual el votante para
expresar su voluntad electoral tiene que interactuar con un sistema
informático”.
“Hay una gran variedad de sistemas
informáticos para votar, el que se
propone para usar en la Argentina es algo similar al que se usa ya en la
provincia de Salta y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es un voto
electrónico con respaldo de papel donde además el voto es almacenado
digitalmente en un dispositivo que está en la boleta de papel. Es un chip
similar al que podemos ver en los supermercados en los productos caros, una
laminita de metal que tiene como un caracol”.
Agregó que “esta laminita va a adentro del
papel entonces cuando el votante emite el voto, una opción en la computadora, la máquina
imprime el voto en ese papel y graba en
el chip lo que eligió el votante en la computadora. Luego esa boleta se dobla y va a una urna de cartón. Al final del día se
abre esa urna y se cuentan los votos pasando los chips por la misma máquina que
va haciendo el conteo hasta que se llega al resultado de la mesa electoral”.
Problemas del voto electrónico
Sobre las limitantes del voto electrónico,
Smaldone dijo que “tienen como inconveniente que la tecnología tiene el control
del voto, no el votante. Le introducimos entre el votante y la emisión de su voto
un sistema que está fuera de su control. En tanto con boleta de papel sea con sobre o
la boleta única que usamos en Córdoba y Santa Fé el votante está manipulando
elementos que puede comprender, controlar y dominar completamente. Son
elementos simples como lápiz y papel, sobres y puede asegurarse que lo que él
quiere votar es lo que está poniendo en el sobre. Puede asegurase que la marca
que está haciendo en la boleta es la que realmente quiere hacer. Y básicamente
aseguran estos sistemas no electrónicos el espíritu de la Ley Sáenz Peña que es
el carácter secreto del voto, nadie va a saber cómo votó”.
Explicó que “en el voto electrónico, por
ejemplo, como va a saber una persona qué es lo que se grabó en el chip, no lo
podemos saber. La persona no sabe si el sistema informático grabó bien o no el
voto que emitió, la opción que eligió, escapa a su posibilidad. Cómo puede
saber el votante que esa máquina no registra quien vota y a quien vota. Por sus
propios medios el votante no puede saber
si esa máquina no le está transmitiendo a un tercero dicha información”.
“Frente a estos cuestionamientos que se
hacen al voto electrónico, la respuesta viene por el lado de las auditorias. Es
decir que el control del voto electrónico estará a cargo de auditorías de
técnicos contratados de las universidades nacionales y de empresas privados que
van a revisar el sistemas y van indicar
si el sistema ha funcionado como debiera.
Pasamos de un sistema de control del
votante a un sistema donde el votante pierde el control en manos de las
auditorias. Otra vez la base del sistema electoral argentino se vuelve a caer
porque el secreto de voto no queda en control del votante”.
Reflexionó que “estos factores tenemos que
agregarle que la ciencia informática, hoy al 2016, todavía no encontró la
manera de producir sistemas absolutamente seguros ni de demostrar que un
sistema es seguro. Incluso una auditoria informática requiere de equipos
multidisciplinario con gente con conocimientos que son difíciles de conseguir.
Así y todo una auditoria nunca es determinante en cuanto a la seguridad, cuanto mucho pueden decir que hasta donde
pudieron observar, un atacante con
determinados recursos a este sistema no lo puede vulnerar, parece ser seguro.
Además los resultados de la auditoria serán bastantes incomprensibles para
personas que no entiendan informáticas”.
Smaldone destacó que “una auditoria
informática es muy distinta a lo que normalmente entendemos por auditoria, por
ejemplo a una auditoría contable. Es una auditoria que refiere a una tecnología
que está fuera del control del votante. Y creemos que el robo de boletas o el
voto en cadena ya ha sido solucionado con el sistema de boleta única. El voto
electrónico ya fue probado en distintos países que volvieron al voto de papel
como Alemania, Holanda, Austria, Reino Unido, Suecia, Irlanda. Creo que la
boleta de papel tiene algunos problemas pero soluciona muchos otros y los
problemas que tiene no son tan graves como los que introduce el uso de la
computadora para votar”.
“Los informáticos lógicamente no estamos en
contra del uso de la tecnología informática pero sí decimos que es peligrosa en
el voto electrónico, en la emisión del sufragio. Incluso proponemos usos de la
tecnología para mejorar otros aspectos del sistema electoral como el escrutinio, la confección de actas, la transmisión de los datos de las escuelas al
centro de cómputos, en la publicidad de los resultados, no olvidemos que en las
últimas elecciones nacionales pasaron cinco horas y no había datos oficiales”.
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