El libro
“Esto Fui” (Memorias de la infancia) de Juan Filloy editado por UniRío Editora de la UNRC fue presentado en la 45ª Feria Internacional del
Libro de Buenos Aires que se concretó recientemente en el predio ferial de
Palermo. La presentación del libro estuvo
a cargo de la especialista en la obra de Filloy Candelaria de Olmos, acompañada en la ocasión por el profesor José
Di Marco, director de UniRío Editora dependiente de la Secretaría Académica de
la UNRC.
Se
trata de un libro autobiográfico referido específicamente a la infancia del
escritor cordobés tal cual lo expresa en
la contratapa el propio Juan Filloy: "Mi infancia no se baja de la calesita en que dan
vueltas los recuerdos. Ora dentro de un bote sin remos, ora en un carro de
circo diminuto, ora sobre un tieso petizo ruano. Ora..
Puedo afirmarlo. A fines del siglo pasado, los chicos de nuestra compinchería no gozamos los lujos ni los caprichos de hoy en día.
Fue una infancia sin juguetes. Cuanto más un balero y una pelota de trapo. Jamás vimos en nuestras manos esos juguetes deslumbrantes que tienen los niños ricos.
Ni falta que hacía. En compensación el ingenio suplía con palos de escoba un bello caballito de balancín o con caja vieja y cuatro carreteles una carroza de gala. Inspirada, la necesidad recurre a esas metáforas pobres, igualmente alegres.
Por lo demás, la naturaleza proveía a nuestro ensueño. El aire y el agua eran nuestros. ¡Cuántas carreras de barcos, utilizando desechos, hacíamos en las correntadas del Suquía! ¡Cuántas competiciones de "cortaditas" remontando barriletes en cualquier desplayado!".
Puedo afirmarlo. A fines del siglo pasado, los chicos de nuestra compinchería no gozamos los lujos ni los caprichos de hoy en día.
Fue una infancia sin juguetes. Cuanto más un balero y una pelota de trapo. Jamás vimos en nuestras manos esos juguetes deslumbrantes que tienen los niños ricos.
Ni falta que hacía. En compensación el ingenio suplía con palos de escoba un bello caballito de balancín o con caja vieja y cuatro carreteles una carroza de gala. Inspirada, la necesidad recurre a esas metáforas pobres, igualmente alegres.
Por lo demás, la naturaleza proveía a nuestro ensueño. El aire y el agua eran nuestros. ¡Cuántas carreras de barcos, utilizando desechos, hacíamos en las correntadas del Suquía! ¡Cuántas competiciones de "cortaditas" remontando barriletes en cualquier desplayado!".
Candelaria
de Olmos, licenciada en letras egresada de la Universidad Nacional de Córdoba-UNC.
Magister en socio-semiótica. Doctora en letras con su tesis doctoral sobre Juan
Filloy. Docente de la UNC de teoría literaria, de semiótica y análisis del
discurso. Y directora de la colección Juan Filloy de la UniRío Editora de la
UNRC. Nos brinda en los siguientes párrafos algunos detalles de la presentación
y se adentra además en algunas características de Filloy como persona y como
escritor.
¿Cómo fue en la Feria del Libro de Buenos Aires la
presentación de la obra de Juan Filloy “Esto Fui” (Memorias de la infancia)?
El
espacio de la Feria del Libro de Buenos Aires es un espacio relativamente
prestigioso entonces tuvimos la
posibilidad de presentar “Esto Fui” (Las
memorias de infancia de Juan Filloy), que es el último libro que ha editado la
Colección Juan Filloy de UniRío Editora, la editorial de la UNRC. Fue muy auspicioso estar en ese lugar.
Fue
una presentación un poco íntima. Esos
espacios ofrecen muchas alternativas, muchas presentaciones, diría que fue
entonces una presentación para un público muy reducido pero que nos permitió
darle visibilidad al trabajo que se viene realizando con la Colección Filloy.
¿Qué le dijiste a la gente en términos
generales durante la presentación?
Hicimos la presentación
conjuntamente con José Di Marco. El
comentó algunas cuestiones que tenían que ver con la colección y algunas
cuestiones que tenían que ver específicamente con este libro de las memorias.
Por
mi parte hice más hincapié en el trabajo que significó editar y publicar esta
obra que nos llevó casi dos años de trabajo a todo el equipo de UniRío Editora
porque es un libro particular de la Colección. Hasta aquí todos los libros de
la Colección, por lo menos desde que yo
la dirijo tenían un prólogo o un estudio
preliminar de algún investigador especialista en literatura argentina.
Este
libro de memorias tiene además del prólogo una serie de apostillas que agregan
más información sobre el libro, que es autobiográfico. Filloy se detiene no en
toda su vida sino en su infancia que transcurre en barrio General Paz, en la
ciudad de Córdoba.
Es un
libro raro en el conjunto de la obra de Filloy. Sabemos que él usaba elementos
de su propia vida para construir sus ficciones pero en este libro se pone de
cuerpo entero –digámoslo así- asumiendo el relato de su propia vida en primera
persona. Haciendo uso del género de las memorias o de la autobiografía.
La obra
presenta también fotos y documentos muy interesantes ¿Cómo se trabajó este
aspecto del libro?
Sí
este fue otro gran trabajo de recopilación de fotografías e imágenes hasta el
momento inéditas de Juan Filloy y de los
espacios que él refiere en este libro.
Nosotros conocimos un Filloy siempre viejo. Filloy es un hombre que
empieza a escribir de grande: a los cuarenta
años. Y lo conocimos como un señor longevo, centenario, que había vivido tres
siglos. De pronto en esta obra se nos presenta un Filloy niño que es el gran
protagonista de la obra como así también el barrio General Paz.
Fue
difícil conseguir fotografías que aludieran a esta etapa de la vida de Filloy.
Dicen que fotografías de Filloy niño hay
solo una que tomó un fotógrafo cordobés muy famoso que se llamó Martín Hennin.
Dicha fotografía apareció en la edición del año ’94 del libro. La hemos buscado afanosamente con Monique Filloy (hija
de Juan recientemente fallecida) y no la pudimos encontrar.
Pero
hay fotografías de Filloy joven, que nos facilitó Silvia Gómez Zaffini, nieta
de Ernesto Gaspar Zaffini, gran amigo de Filloy, a quien en sus memorias le
reserva un lugar muy importante. Filloy dice que es el hombre que lo llevaba al
teatro y que él se ilustró un poco en el género de la ópera gracias a Ernesto
que era claque del Teatro Rivera Indarte de Córdoba. Incluso de Silvia
conseguimos una foto de Filloy en traje de baño –Filloy era un gran nadador-.
Se trata de una foto intervenida por su amigo Ernesto que le había recortado la
silueta y la había pegado sobre una cartulina.
Después hay una serie de fotografías que nos cedió Cristina Boixadós investigadora y doctora en historia que ha
trabajado muchísimo con fotografías antiguas. Ella nos dió tres fotografías de
Barrio General Paz, un barrio que es hoy es muy urbanizado, moderno, lleno de
restaurants, un barrio frecuentado por los cordobeses y por el turismo como
lugar de esparcimiento.
Sin
embargo, en el momento que Filloy lo
habitó cuando niño era un barrio periférico, popular, era un espacio más bien
rural que urbano. Entre estas fotos también hay una foto de la plaza del
Caballo que no es en realidad en el barrio General Paz y que hoy son cuatro
plazas atravesadas por la Avenida General
Paz en Córdoba.
Monique
Filloy nos cedió una imagen de un plano del barrio intervenido por Juan Filloy,
él había escrito muy prolijamente las referencias de los entornos que frecuentaba
cuando niño. El centro de ese espacio es el almacén de sus padres. Alrededor
del almacén está el Asilo de alienados
y, por ejemplo, los talleres del
ferrocarril que también son importantes en el relato que él va haciendo de su
infancia.
Hay
una serie de fotografías que nos cedió Claudio Filloy, nieto de Benito Filloy,
que era hermano mayor de Juan. Son fotografías muy hermosas que nos muestran un
Filloy joven acompañado de su papá que es una figura fundamental en la vida de
Juan, que dedica este libro a sus padres casi con un gesto hiperbólico, cuando
dice: “Únicos dioses de mi devoción, mi papá y mi mamá”.
Además hay imágenes que recuperamos del Archivo Histórico Municipal de
Río Cuarto, ya que contamos con la generosidad de Omar Isaguirre (director del
Archivo). En este caso reproducimos en el libro un autorretrato de Filloy en
acuarela en traje de baño aparentemente.
Después
publicamos una serie de cartas. Entre ellas, una carta de un sobrino de Filloy. Se trata de una
carta muy curiosa ya que este sobrino tiene afinidad con el escritor en cuanto
a intereses e inclinaciones intelectuales. Y una carta del papá de Filloy que
da cuenta de que realmente era un hombre semi alfabetizado.
El
material visual que se sumó a esta edición es muy valioso y se pudo publicar
gracias a la generosidad de mucha gente. Me falta incluir a Valentina Cervi,
licenciada en historia, investigadora de Filloy y que trabaja actualmente en la Biblioteca Popular Vélez Sarsfield,
que fue la primera biblioteca popular de la provincia de Córdoba, a la cual
Filloy le dedica un capítulo entero.
Desde
muy pequeño Filloy se acerca a la Biblioteca, ya que en su casa no había
libros, hasta que termina siendo
bibliotecario de esa institución y
promoviendo una serie de actividades culturales muy importantes. El terminará
siendo un promotor cultural por medio de la Biblioteca, un poco lo que va a
hacer después acá en Río Cuarto.
La
Biblioteca tuvo la generosidad de donarnos algunas imágenes que dan cuenta de
cómo era la Biblioteca a principios de siglo XX cuando Filloy la frecuentaba e imágenes del archivo con una fotografía de
Juan y de su hermano Manuel, que son nombrados con el tiempo socios beneméritos.
¿Cuáles eran las
características de Juan Filloy como escritor?
Susana Dillón decía que
Filloy era un escritor cuya literatura no enamora, la de sus libros no es una
lectura simple, ni fácil, aunque tiene lectores muy adeptos, muy fanáticos,
casi fetichistas de Filloy, que lo quieren mucho y disfrutan mucho de su
literatura.
Alguien
decía que había que leerlo con el diccionario al lado, ya que usa todo el
lenguaje muchas veces con palabras que no empleamos en el lenguaje coloquial.
Cuando él empezó a publicar su libros se dijo que era un escritor sumamente
original, desenfadado, con un uso del lenguaje calificado, muchas veces, de
obsceno.
Esto
atrajo mucho en la década del ´30 cuando él empieza a publicar sus libros. Creo
que son lecturas acertadas sobre Filloy. Hay una investigadora Sandra Gasparini
que dice que Filloy no pudo ser leído hasta la década del ´60 porque es entonces
cuando se produce un cambio en el canon literario que hace que sus obras se
vuelvan legibles. Hasta entonces había muchas dificultades para leer este
lenguaje sin tapujos.
En lo
personal me interesé primero por el
personaje. Y lo que me terminó de seducir fue cuando me encontré con su archivo
que está en Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto donde se conserva su
correspondencia que es voluminosa e impresionante. Podemos ver desde allí la
capacidad que tuvo Filloy para instalarse en el campo literario argentino, su
capacidad para tejer redes con muchos escritores, sobre todo del interior,
lejos de los centros de consagración como era en ese momento Buenos Aires.
Me
impacta de él esta capacidad para escribir mucho y tejer redes. Si hoy viviera
Filloy y tuviera Facebook tendría miles y miles de amigos. Pero en aquella
época las redes sociales se tejían de
otra manera, por ejemplo a través del Ferrocarril que unía distancias y
del uso del correo postal.
Luego
me encuentro con el archivo que conserva la familia y me impacta lo mucho que
había escrito. Tenía una veintena de libros publicados y además una veintena de
libros inéditos. Lo que es escribe es impactante aun lo que queda en borrador.
Tras
todo esto puedo decir que es un escritor que procura impactar con mucho. Con mucha
literatura. Publica al principio de la década del ´30 siete libros en nueve
años, siete libros en los cuales aprovecha
todos los recursos: el lenguaje culto y refinado, el lenguaje soez, el estilo
de la gauchesca, de los distintos géneros, la poesía, la novela, el diario de
viaje, el ensayo.
Aprovecha los distintos estilos, todos los procedimientos que le ofrece
el modernismo y al mismo tiempo la vanguardia que estaba en auge cuando el
empieza a publicar.
Y
quizás en una lectura un poco audaz pienso
que aprovechar todo los recursos que
tenía a mano tiene que ver con una infancia de escasez como podemos leer en sus memorias. Filloy era
un chico que no tenía juguetes y tenía que fabricarlos con descartes. Las
pelotas de fútbol las hacían con vejigas que sacaban del matadero de San
Vicente, las inflaban y con eso jugaban.
Él y
sus hermanos juntaban abonos en una
pesebrera y las intercambiaban por sandías,
salían a cazar torcazas y cuando llegaban a la casa esa era la comida y las plumas las
usaban para hacer almohadones. Hay un relato muy hermoso que cuenta que un
vecino del barrio quiso hacer volar un globo aerostático que nunca pudo
elevarse y cayó a un costado de las barrancas del río. El hombre terminó
vendiendo la tela del globo, la mamá de Filloy compró la tela y les hizo camisas
a todos los hijos.
Creo
que la escritura de Filloy estuvo muy relacionada con esa niñez de escasez, con
una mamá analfabeta, un papá semianalfabeto, trabajadores en un almacén de ramos generales, de despacho de bebidas. La mamá de Filloy ya
tenía hijos de otra pareja, los Filloy era cuatro, tres varones y una mujer y
los cuartos de la casa estaban separados por arpilleras.
¿Qué
nos podés decir sobre las siete letras en los títulos de los libros de Filloy?
¿Era cabalístico?
Filloy
nunca lo explicitó y realmente no sé si
ha sido así. Yo creo que ha sido una forma de llamar la atención. Hay acercamientos, no muy
explícitos de Filloy a la cábala, por ejemplo en un álbum que le regala al Club
Atlético Talleres con notas periodísticas de la gira que hizo Talleres por
Chile en el año 1923.
Alrededor de las notas periodísticas Filloy dibuja guardas ya que era un
gran dibujante que usaba distintos estilos y era un gran caricaturista. Hace
caricaturas de casi todo el plantel de Talleres y en algunos de esos dibujos
aparece un símbolo típicamente cabalístico. De todas maneras sus vínculos con la
cábala nunca los explicitó.
¿Y la pregunta que no puede faltar: los
palíndromos?
Y bueno como ya
dije Filloy aprovechaba todos los recursos que tenía a mano para su escritura
como los sonetos y los palíndromos. Me parece que era una cosa un poco lúdica.
Él era una persona que sabía jugar con las palabras. Era muy ingenioso. En
la publicación Karcino su gran libro de palindromía es tardía antes ya había incluido muchos en Estafen,
su segunda novela, y le atribuye al estafador, personaje central de la novela,
la virtud de hacer palíndromos.
¿Cuál
de todos los libros de Filloy te gustó
más?
Son
varios por distintos motivos. Periplo me parece un libro hermosísimo, es un
libro de viajes. Estafen me gusta pero por otros motivos. Menciono libros que publicó en la década del ’30,
Aquende un libro del año ‘35 que tiene un intermezzo que es maravilloso. Debe
ser una de las cosas más raras de la literatura argentina. Allí Filloy toma elementos, ingredientes del género ensayo
sobre la realidad nacional pero mete imágenes surrealistas, hace una cosa muy
loca digamos. Caterva, por supuesto, una novela monumental con muchísimos
personajes, es su gran obra.
De los
libros más tardíos me gusta mucho La Purga donde hay un dictador, es como una
especie de antiutopía, que encierra a todos los pintores vanguardistas en una
isla y hace una gran purga en las artes
plásticas.
Nota del autor: las imágenes de la nota fueron provistas por UniRío Editora. En la primera foto: Candelaria de Olmos; en la segunda foto junto al responsable de UniRío Editora profesor José Di Marco y en la tercera foto también se ve a Ileana Gonella que tuvo a su cargo la intervención artística del grabado de tapa del libro, grabado perteneciente a Franklin Arregui Cano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario