viernes, 22 de septiembre de 2017

Sarmiento: la educación pública y una vida con muchos matices



    Sin dudas que fue un hombre que conllevó la admiración de algunos y el odio de otros pero tuvo una fuerte presencia en la vida pública primero de su ciudad y de su provincia San Juan y luego a nivel nacional.
    Participó en las guerras civiles post-independencia en favor del bando unitario, lo que le valió el exilio a Chile al menos en dos oportunidades.  
    Fue enemigo acérrimo  de Facundo Quiroga y de Juan Manuel de Rosas y acentúo su persecución despiadada de los últimos caudillos cuando ocupó los más importantes cargos políticos de la Nación, entre ellos el de Presidente.
   También perteneció a la generación de dirigentes que vieron con buenos ojos la campaña al desierto y la Guerra con el Paraguay.  
   Sin embargo podemos decir que como persona, como, docente, como funcionario, como gobernador de San Juan y como Presidente primó en él la ideología que la educación pública era la base del crecimiento de un país. 
    Durante su presidencia (1868-1874) se puso en marcha la Ley 354/69 de creación de escuelas normales. Los primeros maestros eran  de origen norteamericanos pero luego se fueron poblando las escuelas de maestros egresados de las normales dándose de esta manera un primer paso esencial para la fundación del sistema gratuito y público de enseñanza.
    Algunas de las escuelas normales que se destacaron fueron la de Paraná, San Nicolás, Mercedes, Rosario, Azul, La Plata. El 2 de abril de 1888 se fundó en Río Cuarto la “Escuela Normal Mixta” cuyo primer director fue Sebastián Vera, a la sazón egresado de la Escuela Normal de Paraná.
    Su vocación era muy clara en favor de la educación:  a los 15 años se fue a San Luis donde enseñaba en una humilde escuela de San Francisco del Monte de Oro.
   Pese a su convicción en favor de la educación pública Sarmiento era eurocentrista y promovió la inmigración del viejo continente en la esperanza de atraer a las pampas nuestras a alemanes y franceses  aunque vinieron italianos en su mayoría y españoles, entre otros.
  Además fue un gran escritor, uno de los fundadores de la literatura argentina. Marcó un hito cuando proporcionó a las letras nacionales su magnífica obra Facundo Civilización o Barbarie, a la que sumó otros trabajos.
   Fundó en 1839 diario El Zonda desde donde hostigo a sus enemigos políticos tras su regreso de Chile a donde había debido partir al exilio en 1831 disgustado con Facundo Quiroga y el gobernador Nazario Benavidez.  El propio Benavidez no tolera más sus desplantes y lo obliga a su segundo exilio en 1839 en el país trasandino.
   Esta vez fue cuando antes de cruzar la cordillera escribió en francés la emblemática frase: “Bárbaros, las ideas no se matan” -“On ne tue point les idées”-.
   Escribió en varios diarios del vecino país pero el más importante fue el Mercurio y no desperdició ocasión para atacar a su verdadero y sustancial enemigo: Juan Manuel de Rosas. También fundó el diario El Progreso.
   Luego su regreso, la participación en el Ejército Grande de Justo José de Urquiza y la batalla de Caseros.
   En 1862 fue Gobernador de San Juan y en 1968 fue electo Presidente de la República. Fundó el Observatorio Astronómico de Córdoba, el Colegio Militar y la Escuela Naval, se crearon más de 800 escuelas en el país, se extendió la red ferroviaria y telegráfica, fundó el zoológico y el Jardín Botánico de Buenos Aires. Y concretó el primer censo nacional. Cuando termino su presidencia fue senador y director de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires.
   En 1887 viajó al Paraguay por motivos de salud  donde murió el 11 de setiembre de 1888. Había nacido en San Juan el 15 de febrero de 1811.

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