viernes, 31 de mayo de 2019

Candelaria de Olmos presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires la obra “Esto Fui” de Juan Filloy




El libroEsto Fui” (Memorias de la infancia) de Juan Filloy editado por UniRío  Editora de la UNRC  fue presentado en la 45ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que se concretó recientemente en el predio ferial de Palermo.   La presentación del libro estuvo a cargo de la especialista en la obra de Filloy Candelaria de Olmos,  acompañada en la ocasión por el profesor José Di Marco, director de UniRío Editora dependiente de la Secretaría Académica de la UNRC.
    Se trata de un libro autobiográfico referido específicamente a la infancia del escritor cordobés  tal cual lo expresa en la contratapa el propio  Juan Filloy: "Mi infancia no se baja de la calesita en que dan vueltas los recuerdos. Ora dentro de un bote sin remos, ora en un carro de circo diminuto, ora sobre un tieso petizo ruano. Ora..
   Puedo afirmarlo. A fines del siglo pasado, los chicos de nuestra compinchería no gozamos los lujos ni los caprichos de hoy en día.
   Fue una infancia sin juguetes. Cuanto más un balero y una pelota de trapo. Jamás vimos en nuestras manos esos juguetes deslumbrantes que tienen los niños ricos.
  Ni falta que hacía. En compensación el ingenio suplía con palos de escoba un bello caballito de balancín o con caja vieja y cuatro carreteles una carroza de gala. Inspirada, la necesidad recurre a esas metáforas pobres, igualmente alegres.
   Por lo demás, la naturaleza proveía a nuestro ensueño. El aire y el agua eran nuestros. ¡Cuántas carreras de barcos, utilizando desechos, hacíamos en las correntadas del Suquía! ¡Cuántas competiciones de "cortaditas" remontando barriletes en cualquier desplayado!".
    Candelaria de Olmos, licenciada en letras egresada de la Universidad Nacional de Córdoba-UNC. Magister en socio-semiótica. Doctora en letras con su tesis doctoral sobre Juan Filloy. Docente de la UNC de teoría literaria, de semiótica y análisis del discurso. Y directora de la colección Juan Filloy de la UniRío Editora de la UNRC. Nos brinda en los siguientes párrafos algunos detalles de la presentación y se adentra además en algunas características de Filloy como persona y como escritor.

¿Cómo  fue en la Feria del Libro de Buenos Aires la presentación de la obra de Juan Filloy “Esto Fui” (Memorias de la infancia)?
   El espacio de la Feria del Libro de Buenos Aires es un espacio relativamente prestigioso entonces  tuvimos la posibilidad de presentar “Esto Fui”  (Las memorias de infancia de Juan Filloy), que es el último libro que ha editado la Colección Juan Filloy de UniRío Editora, la editorial de la UNRC.  Fue muy auspicioso  estar en ese lugar.
    Fue una presentación  un poco íntima. Esos espacios ofrecen muchas alternativas, muchas presentaciones, diría que fue entonces una presentación para un público muy reducido pero que nos permitió darle visibilidad al trabajo que se viene realizando con la Colección Filloy.
 ¿Qué le dijiste a la gente en términos generales durante la presentación?
   Hicimos la presentación conjuntamente con José Di Marco.  El comentó algunas cuestiones que tenían que ver con la colección y algunas cuestiones que tenían que ver específicamente con este libro de las memorias.
   Por mi parte hice más hincapié en el trabajo que significó editar y publicar esta obra que nos llevó casi dos años de trabajo a todo el equipo de UniRío Editora porque es un libro particular de la Colección. Hasta aquí todos los libros de la Colección,  por lo menos desde que yo la dirijo  tenían un prólogo o un estudio preliminar de algún investigador especialista en literatura argentina.
   Este libro de memorias tiene además del prólogo una serie de apostillas que agregan más información sobre el libro, que es autobiográfico. Filloy se detiene no en toda su vida sino en su infancia que transcurre en barrio General Paz, en la ciudad de Córdoba.
   Es un libro raro en el conjunto de la obra de Filloy. Sabemos que él usaba elementos de su propia vida para construir sus ficciones pero en este libro se pone de cuerpo entero –digámoslo así- asumiendo el relato de su propia vida en primera persona. Haciendo uso del género de las memorias o de la autobiografía.
La obra presenta también fotos y documentos muy interesantes ¿Cómo se trabajó este aspecto del libro?
   Sí este fue otro gran trabajo de recopilación de fotografías e imágenes hasta el momento inéditas  de Juan Filloy y de los espacios que él refiere en este libro.
   Nosotros conocimos un Filloy siempre viejo. Filloy es un hombre que empieza a escribir de grande:  a los cuarenta años. Y lo conocimos como un señor longevo, centenario, que había vivido tres siglos. De pronto en esta obra se nos presenta un Filloy niño que es el gran protagonista de la obra como así también el barrio General Paz.
   Fue difícil conseguir fotografías que aludieran a esta etapa de la vida de Filloy. Dicen que fotografías de Filloy niño  hay solo una que tomó un fotógrafo cordobés muy famoso que se llamó Martín Hennin. Dicha fotografía apareció en la edición del año ’94 del libro. La hemos  buscado afanosamente con Monique Filloy (hija de Juan recientemente fallecida) y no la pudimos encontrar.
   Pero hay fotografías de Filloy joven, que nos facilitó Silvia Gómez Zaffini, nieta de Ernesto Gaspar Zaffini, gran amigo de Filloy, a quien en sus memorias le reserva un lugar muy importante. Filloy dice que es el hombre que lo llevaba al teatro y que él se ilustró un poco en el género de la ópera gracias a Ernesto que era claque del Teatro Rivera Indarte de Córdoba. Incluso de Silvia conseguimos una foto de Filloy en traje de baño –Filloy era un gran nadador-. Se trata de una foto intervenida por su amigo Ernesto que le había recortado la silueta y la había pegado sobre una cartulina.
   Después hay una serie de fotografías que nos cedió Cristina Boixadós  investigadora y doctora en historia que ha trabajado muchísimo con fotografías antiguas. Ella nos dió tres fotografías de Barrio General Paz, un barrio que es hoy es muy urbanizado, moderno, lleno de restaurants, un barrio frecuentado por los cordobeses y por el turismo como lugar de esparcimiento.
   Sin embargo, en el momento que Filloy  lo habitó cuando niño era un barrio periférico, popular, era un espacio más bien rural que urbano. Entre estas fotos también hay una foto de la plaza del Caballo que no es en realidad en el barrio General Paz y que hoy son cuatro plazas atravesadas  por la Avenida General Paz en Córdoba.
   Monique Filloy nos cedió una imagen de un plano del barrio intervenido por Juan Filloy, él había escrito muy prolijamente las referencias de los entornos que frecuentaba cuando niño. El centro de ese espacio es el almacén de sus padres. Alrededor del  almacén está el Asilo de alienados y, por ejemplo,  los talleres del ferrocarril que también son  importantes  en el relato que él va haciendo de su infancia.
   Hay una serie de fotografías que nos cedió Claudio Filloy, nieto de Benito Filloy, que era hermano mayor de Juan. Son fotografías muy hermosas que nos muestran un Filloy joven acompañado de su papá que es una figura fundamental en la vida de Juan, que dedica este libro a sus padres casi con un gesto hiperbólico, cuando dice: “Únicos dioses de mi devoción, mi papá y mi mamá”.
    Además hay imágenes que recuperamos del Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto, ya que contamos con la generosidad de Omar Isaguirre (director del Archivo). En este caso reproducimos en el libro un autorretrato de Filloy en acuarela en traje de baño aparentemente.
   Después publicamos una serie de cartas. Entre ellas, una  carta de un sobrino de Filloy. Se trata de una carta muy curiosa ya que este sobrino tiene afinidad con el escritor en cuanto a intereses e inclinaciones intelectuales. Y una carta del papá de Filloy que da cuenta de que realmente era un hombre semi alfabetizado.
    El material visual que se sumó a esta edición es muy valioso y se pudo publicar gracias a la generosidad de mucha gente. Me falta incluir a Valentina Cervi, licenciada en historia, investigadora de Filloy y que trabaja  actualmente en la Biblioteca Popular Vélez Sarsfield, que fue la primera biblioteca popular de la provincia de Córdoba, a la cual Filloy le dedica un capítulo entero.
  Desde muy pequeño Filloy se acerca a la Biblioteca, ya que en su casa no había libros,  hasta que termina siendo bibliotecario de esa institución  y promoviendo una serie de actividades culturales muy importantes. El terminará siendo un promotor cultural por medio de la Biblioteca, un poco lo que va a hacer después acá en Río Cuarto.
  La Biblioteca tuvo la generosidad de donarnos algunas imágenes que dan cuenta de cómo era la Biblioteca a principios de siglo XX cuando Filloy la frecuentaba e  imágenes del archivo con una fotografía de Juan y de su hermano Manuel, que son nombrados con el tiempo socios beneméritos.
¿Cuáles eran las características de Juan Filloy como escritor?
    Susana Dillón decía que Filloy era un escritor cuya literatura no enamora, la de sus libros no es una lectura simple, ni fácil, aunque tiene lectores muy adeptos, muy fanáticos, casi fetichistas de Filloy, que lo quieren mucho y disfrutan mucho de su literatura.
   Alguien decía que había que leerlo con el diccionario al lado, ya que usa todo el lenguaje muchas veces con palabras que no empleamos en el lenguaje coloquial. Cuando él empezó a publicar su libros se dijo que era un escritor sumamente original, desenfadado, con un uso del lenguaje calificado, muchas veces, de obsceno.
   Esto atrajo mucho en la década del ´30 cuando él empieza a publicar sus libros. Creo que son lecturas acertadas sobre Filloy. Hay una investigadora Sandra Gasparini que dice que Filloy no pudo ser leído  hasta la década del ´60 porque es entonces cuando se produce un cambio en el canon literario que hace que sus obras se vuelvan legibles. Hasta entonces había muchas dificultades para leer este lenguaje sin tapujos.
   En lo personal me interesé  primero por el personaje. Y lo que me terminó de seducir fue cuando me encontré con su archivo que está en Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto donde se conserva su correspondencia que es voluminosa e impresionante. Podemos ver desde allí la capacidad que tuvo Filloy para instalarse en el campo literario argentino, su capacidad para tejer redes con muchos escritores, sobre todo del interior, lejos de los centros de consagración como era en ese momento Buenos Aires.
    Me impacta de él esta capacidad para escribir mucho y tejer redes. Si hoy viviera Filloy y tuviera Facebook tendría miles y miles de amigos. Pero en aquella época las redes sociales se tejían de  otra manera, por ejemplo a través del Ferrocarril que unía distancias y del uso del correo postal.
   Luego me encuentro con el archivo que conserva la familia y me impacta lo mucho que había escrito. Tenía una veintena de libros publicados y además una veintena de libros inéditos. Lo que es escribe es impactante aun lo que queda en borrador.
  Tras todo esto puedo decir que es un escritor que procura impactar con mucho. Con mucha literatura. Publica al principio de la década del ´30 siete libros en nueve años, siete libros  en los cuales aprovecha todos los recursos: el lenguaje culto y refinado, el lenguaje soez, el estilo de la gauchesca, de los distintos géneros, la poesía, la novela, el diario de viaje, el ensayo.
   Aprovecha los distintos estilos, todos los procedimientos que le ofrece el modernismo y al mismo tiempo la vanguardia que estaba en auge cuando el empieza a publicar.
    Y quizás en una lectura un poco audaz  pienso que aprovechar  todo los recursos que tenía a mano tiene que ver con una infancia de escasez  como podemos leer en sus memorias. Filloy era un chico que no tenía juguetes y tenía que fabricarlos con descartes. Las pelotas de fútbol las hacían con vejigas que sacaban del matadero de San Vicente, las inflaban y con eso jugaban.
   Él y sus hermanos juntaban  abonos en una pesebrera y las intercambiaban  por sandías, salían a cazar torcazas y cuando llegaban  a la casa esa era la comida y las plumas las usaban para hacer almohadones. Hay un relato muy hermoso que cuenta que un vecino del barrio quiso hacer volar un globo aerostático que nunca pudo elevarse y cayó a un costado de las barrancas del río. El hombre terminó vendiendo la tela del globo, la mamá de Filloy compró la tela y les hizo camisas a todos los hijos.
   Creo que la escritura de Filloy estuvo muy relacionada con esa niñez de escasez, con una mamá analfabeta, un papá semianalfabeto, trabajadores en  un almacén de ramos generales,  de despacho de bebidas. La mamá de Filloy ya tenía hijos de otra pareja, los Filloy era cuatro, tres varones y una mujer y los cuartos de la casa estaban separados por arpilleras.
¿Qué nos podés decir sobre las siete letras en los títulos de los libros de Filloy? ¿Era cabalístico?
    Filloy nunca lo explicitó  y realmente no sé si ha sido así. Yo creo que ha sido una forma de llamar  la atención. Hay acercamientos, no muy explícitos de Filloy a la cábala, por ejemplo en un álbum que le regala al Club Atlético Talleres con notas periodísticas de la gira que hizo Talleres por Chile en el año 1923.
   Alrededor de las notas periodísticas Filloy dibuja guardas ya que era un gran dibujante que usaba distintos estilos y era un gran caricaturista. Hace caricaturas de casi todo el plantel de Talleres y en algunos de esos dibujos aparece un símbolo típicamente cabalístico. De todas maneras sus vínculos con la cábala nunca los explicitó.  
 ¿Y la pregunta que no puede faltar: los palíndromos?
    Y bueno como ya dije Filloy aprovechaba todos los recursos que tenía a mano para su escritura como los sonetos y los palíndromos. Me parece que era una cosa un poco lúdica. Él era una persona que sabía jugar con las palabras. Era muy ingenioso.  En la publicación Karcino su gran libro de palindromía  es tardía antes ya había incluido muchos en Estafen, su segunda novela, y le atribuye al estafador, personaje central de la novela, la virtud de hacer palíndromos.
¿Cuál de todos los libros de Filloy  te gustó más?
    Son varios por distintos motivos. Periplo me parece un libro hermosísimo, es un libro de viajes. Estafen me gusta pero por otros motivos. Menciono  libros que publicó en la década del ’30, Aquende un libro del año ‘35 que tiene un intermezzo que es maravilloso. Debe ser una de las cosas más raras de la literatura argentina. Allí Filloy toma  elementos, ingredientes del género ensayo sobre la realidad nacional pero mete imágenes surrealistas, hace una cosa muy loca digamos. Caterva, por supuesto, una novela monumental con muchísimos personajes, es  su gran obra.
  De los libros más tardíos me gusta mucho La Purga donde hay un dictador, es como una especie de antiutopía, que encierra a todos los pintores vanguardistas en una isla y  hace una gran purga en las artes plásticas. 


Nota del autor: las imágenes de la nota fueron provistas por UniRío Editora. En la primera foto: Candelaria de Olmos; en la segunda foto junto al responsable de UniRío Editora profesor José Di Marco y en la tercera foto también se ve a Ileana Gonella que tuvo a su cargo la intervención artística del grabado de tapa del libro, grabado perteneciente a Franklin Arregui Cano.